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En el Trabajo Remoto, ¿se gestiona el Lado B?

Escrito por Daniela Amiras | Jun 9, 2022 11:30:00 AM

Que el trabajo a distancia no llegó recién con la pandemia si no que existía hace ya algunos años, no es una novedad. Ya en 2015 habían más de 1.300 millones de personas, representando el 37.2% de la población activa mundial al momento, realizando algún tipo de actividad relacionada al trabajo remoto (Encuesta de la consultora IDC).

De lo que sí estamos seguros es que la pandemia nos obligó a acelerar decisiones vinculadas a este tipo de trabajo, y hoy es una modalidad que llegó para quedarse.
En distintas redes podemos ver todos los beneficios de trabajar a distancia. Sin dudas para muchos (incluso para la mayoría de las personas que lo implementan), es una modalidad que mejoró la calidad de vida de las personas en muchos aspectos.

Hoy por hoy vemos en las distintas redes las fotos más atrapantes y magníficas de esta modalidad, como trabajar desde los lugares paradisíacos, compartir momentos  hermosos con los hijos, disfrutar con la familia y amigos, tomar el desayuno en el bar favorito y así innumerables beneficios que trajo y nos trae esta posibilidad.

Sin embargo, como siempre digo y aplica para todo, toda moneda tiene dos caras y es importante conocerlas. Una cosa no quita la otra. Pero sí es importante conocerlas para poder gestionar las situaciones que se presenten.


¿Smart Work o Teletrabajo?

Encontré dos términos que me parecieron muy interesantes para profundizar:
Smart Work y trabajo remoto. En ambos casos el trabajo se realiza fuera de la oficina, pero hay diferencias radicales entre uno y otro, aunque podemos encontrar modalidades que integren ambos formatos.

Teletrabajo: hace referencia a la actividad profesional, realizada a distancia, en general regularizada por leyes laborales (trabajos en relación de dependencia). En esta modalidad, se cumple un horario de trabajo al igual que se haría en la oficina.

Smart Work: este está más inclinado al trabajo por proyectos, de manera freelance, aunque hay empresas que optan por esta modalidad a pesar de que sea en relación de dependencia. En esta modalidad la jornada laboral no se asocia con el cumplimiento de horario, si no por cumplimiento de objetivos. La jornada laboral pasa de cuantificarse por horas a definirse por resultados. Es un trabajo más autónomo, que requiere de mayor nivel de autogestión.





El Lado B

Sea Smart Work o teletrabajo, cómo mencionaba anteriormente, toda moneda tiene dos caras, y hoy quisiera hacer foco en el lado b, no para fomentar la queja si no para fomentar la visibilidad de estos aspectos y así gestionarlos en tiempo y forma.

El trabajo a distancia, principalmente el Smart Work, permite tener más flexibilidad en cuanto a los horarios. En este caso, el lado b: Es posible recibir llamados en el marco de otras actividades o una vez que hayamos finalizado nuestro momento laboral. El no tener horarios definidos lleva a que sea más difícil establecer los límites a las personas con las que trabajamos. Una sugerencia en este punto es sostener acuerdos con co-equipers y personas con las que tengamos vínculo laboral, estableciendo horarios para interactuar.

No todos pueden acceder a esta modalidad de trabajo. Incluso dentro de una misma empresa podemos encontrarnos con diferentes áreas, algunas con acceso a Smart Work o teletrabajo y otras con necesidad de trabajar de manera presencial. Esto puede llevar a disconformidades y malestar, impactando en la experiencia de las personas si no se gestiona correctamente. Una sugerencia en este aspecto: escuchar constantemente a TODOS los colaboradores. Relevar necesidades y expectativas y generar una propuesta de valor customizada para las diferentes categorías de colaboradores dentro de la organización.

La no unificación de canales de comunicación puede llevar a que con algunas personas se mantenga el contacto por una vía, y con otros, en otra, perdiendo eficacia y corriendo el riesgo de perder trazabilidad en la información. Una sugerencia en este punto es definir y declarar los canales formales de comunicación de la empresa.

La gestión del tiempo es un pilar clave para implementar esta modalidad: a una persona que se distraiga de manera constante y a la cuál le cueste concentrarse estando sólo, posiblemente le resulte más difícil trabajar de manera remota.
En el otro extremo, este formato de trabajo si no se logra gestionar el tiempo, no termina siendo beneficioso para quienes se denominan workaholics, ya que el cortar termina siendo una utopía.


En ocasiones a estas personas les resulta más difícil conectarse con ellos mismos y , entre otras cosas no logran atender a las diferentes necesidades que el cuerpo requiere. ¿Por qué? Porque aprovechan que no necesitan cerrar y retirarse de su trabajo, se genera un sobreuso de dispositivos electrónicos y hasta se pueden encerrar y olvidarse de algunas necesidades básicas para la salud. Entre otras cuestiones me refiero a:

1) Alimentación desbalanceada. Hay personas que pueden pasar horas frente a su computadora, sin escuchar a su cuerpo y perdiendo noción de los momentos de alimentación.

2) Sedentarismo: esta modalidad de trabajo, sumada al contexto de pandemia, llevó a que las personas pasen horas trabajando, sin moverse de sus asientos, generando un nivel de sedentarismo que impacta en la salud.

3) Dificultades para socializar: Este tipo de trabajo “favorece” a aquellos que sufren en espacios abiertos exponiéndose ante otras personas. El no tener que pasar por esas instancias lleva a que aumente dicha dificultad, evitando todo tipo de situaciones presenciales. A su vez y como contrapartida, para aquellas personas que disfrutan de socializar esta modalidad de trabajo puede generar sentimientos de aislamiento y soledad.



Sumado a estos aspectos, vemos como el trabajo a distancia (trabajo remoto o Smart Work), si no es bien gestionado, trae inconvenientes en la salud emocional de los colaboradores, como agotamiento emocional, estrés, ansiedad, entre otros trastornos del estado de ánimo.

Identificar estos aspectos, solicitar ayuda y gestionarlos es clave para trabajar en nuestro propio bienestar. Y desde las organizaciones y equipos, generar espacios psicológicamente seguros para poder conversar y trabajar es un must.

De ahí radica la importancia de generar cercanía con los colaboradores. Escuchar sus particularidades, sus necesidades a través de encuestas y de conversaciones frecuentes y oportunas y gestionar los puntos de dolor.

Generar autonomía y protagonismo en los colaboradores para plantear sus necesidades y en conjunto elaborar e implementar una propuesta de valor, trabajando en la experiencia de las personas alineándose a las necesidades del negocio, es un no negociable en las organizaciones.

Acerquemos miradas. Usemos la tecnología al servicio del bienestar de las personas, clientes y colaboradores. El trabajo remoto llegó para quedarse y tiene infinitos beneficios. Necesitamos re-aprender y re-aprendernos en esta modalidad, la cual en definitiva es un cambio cultural.

Si quieres escuchar a tus colaboradores, generar cercanía con ellos, y conocer su percepción en relación a la experiencia que viven en la compañía, puedes hacerlo a través de nuestra plataforma, la cual te permitirá realizar encuestas y detectar los principales drivers de gestión.