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¿Equilibrio o integración? Una utopía vs. la realidad

Escrito por Daniela Amiras | Apr 13, 2022 11:30:00 AM

Según la Real Academia de Lengua el equilibrio es el estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan.


Se puede decir que algo o alguien se encuentra en perfecto equilibrio cuando aún sin tener suficiente base para sostenerse, se encuentra de pie y no se cae.

También vemos otros significados similares:

El equilibrio mecánico: cuando la suma de fuerzas y momentos sobre todas y cada una de las partes del cuerpo se anulan.

El equilibrio químico: es cuando una reacción química de transformación ocurre al mismo ritmo que la transformación inversa, y por tanto no se producen cambios en la cantidad de cada compuesto.

Podríamos decir que cuando hablamos de equilibrio, técnicamente hablamos de contar con igualdad en la fuerza de elementos contrarios que nos permiten mantenernos en un estado de inmovilidad en un mismo sitio.

Llevándolo al ámbito de trabajo, si hacemos la traducción literal podríamos pensar que tenemos la misma carga de trabajo respecto a los aspectos familiares y personales, o una relación perfecta entre éstos. Ahora me pregunto… ¿es esto viable? ¿Podemos hacer que exista un equilibrio en ese aspecto?

 


Recuerdo en mis momentos de lactancia, en donde cada determinada cantidad de horas le daba de comer a mis hijos, sumado a los cambios hormonales que estaba atravesando. En ese momento mi nivel de energía claramente no estaba en equilibrio para los diferentes aspectos que atravesaba a mi vida.

No había posibilidades, emocionales y físicamente hablando, de disponer del mismo nivel de energía para mis actividades laborales, como lo tenía para mis hijos.

También recuerdo etapas en donde en mi trabajo necesitábamos entregar una información puntual, la cual llevaba tiempo de armado por el detalle y el nivel de análisis requerido. Y por más que a nivel de “horas laborales”, cumpliera con las requeridas, por la envergadura y el impacto del proyecto, las energías eran muchas más, más allá de las horas de trabajo. En esos días, mi familia me acompañó sabiendo que terminaba un poco más cansada de lo habitual.


Claro está que esto no siempre es posible, ni es fácil. Pero pasa. Porque como dice Jacob Morgan, nuestra vida no es un plato conformado con ingredientes en donde ponemos un poco de sal, un poco de aceite y un poco de cada ingrediente y tenemos el producto perfecto.
No, no funciona así y en mi vida personal, rara vez logro lo que técnicamente se llama un equilibrio.

Muchas ocasiones necesito poner más dedicación en aspectos personales, en salir de vacaciones, en ir al colegio con mis hijos, en ir al médico o en hacer trámites. Así cómo en otras ocasiones necesito dedicar más horas y energías a mi trabajo para poder lograr los resultados esperados o los resultados que me propongo


Y esto no necesariamente sucede en “épocas” puntuales, por el contrario, puede modificarse mensualmente, diariamente. A partir de esto, en lugar de hablar de equilibrio entre trabajo y vida personal, podríamos hablar de Integración de trabajo y vida personal, lo cual me parece más viable “técnicamente”.



Según la Real Academia Española, el significado de integración es hacer que algo o alguien pase a ser parte de un todo.

Este concepto se adapta en mayor medida a las posibilidades reales, en donde podemos hacer que nuestro día a día se conforme por aspectos personales, aspectos del trabajo, aspectos familiares, conformando un todo. Posiblemente, habrá días donde algunos de los aspectos ocupe más tiempo y energía que otros, producto de nuestras propias necesidades.

Pero hablar de integración, nos llevará a no ir siempre contra la corriente de buscar un equilibrio diariamente, de manera tan tajante, la cual prácticamente es imposible de llevar a cabo y nos termina generando frustraciones por no poder hacerlo.

Si pensamos en la integración, podemos incluso pensar en diferentes modalidades de trabajos. En donde podríamos ir combinando momentos de trabajo y momentos personales a lo largo del día.

Un ejemplo: Durante la mañana trabajamos, a las 11 de la mañana asistimos a un turno, luego volvemos al trabajo, a la siesta vamos a hacer unas compras, a la tarde volvemos a conectarnos para finalizar unos temas laborales y así sucesivamente. Si bien esto no es posible en todas las funciones, ni en todas las organizaciones, hasta incluso no a todas las personas les resulta satisfactorio, sería una esquema de trabajo que nos permite lograr una integración.

Ahora bien. Esa integración, sólo por hablar de ella, ¿nos genera satisfacción? ¿Cubre nuestras expectativas? No necesariamente. Y ahí pongo sobre la mesa un concepto que se me viene a la mente y es Integración Saludable.

Sin llegar a buscar un equilibrio, de manera utópica, podemos trabajar para lograr una integración saludable entre los distintos aspectos de nuestra vida, que nos permita tener el nivel de satisfacción y bienestar deseado y buscado. Una integración que nos permita acomodarnos según las necesidades que vamos teniendo nosotros y nuestro entorno.

¿Cómo podemos contribuir desde las organizaciones para que los colaboradores perciban una integración saludable? Conociéndolos, indagando sobre sus necesidades y expectativas para luego hacer acuerdos que permitan una conciliación trabajo-vida personal- vida familiar.

Generar encuestas de pulso de manera periódica nos va a permitir conocer cómo perciben los colaboradores este aspecto e identificar oportunidades de mejora.

No dudes en aprovechar la plataforma de Slik para la realización de encuestas y contactarnos para ayudarte en el diseño de la mejor experiencia de tus colaboradores.