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Quién tiene la culpa... Quién tiene que cambiar

Escrito por Paulina Robalino | Apr 7, 2022 11:30:00 AM

Hace algunos años leí la historia de “La culpa es de la vaca” de Jaime Lopera y Ma. Inés Bernal. En ella cada que se le preguntaba a alguien de la cadena de exportación de cuero por qué el precio del cuero era elevado decían - “¡no es mi culpa!. La culpa es de…” y finalmente señalan a la vaca como responsable.


Lo que me lleva a pensar que normalmente estamos responsabilizando a otros por lo que nos sucede
. Qué si es la suerte, el destino, otras personas, con tal de no asumir que es necesario hacer un cambio.

Aunque cambiar no tendría que ser una dificultad, pues nos encontramos en una realidad cambiante y nosotros mismos hemos cambiado desde que nacimos. La realidad es que la mayoría de las veces este cambio cuesta y mucho. Además, creemos que es por una exigencia de los demás. “Quien debe cambiar y hacer algo es mi pareja, mi jefe, los líderes, las organizaciones, el gobierno, etc. todos menos yo”.

Esto se debe a que frente al cambio tenemos una sensación de falta de control. Nos enfrentaremos a una situación incierta y desconocida. Salimos de nuestra zona de confort, y esta incertidumbre produce miedo, al menos al principio, hasta que conocemos y la situación y volvemos a tener el “control”.

 



Según Daniel Ganster y Marcelline Fusilier las personas estamos más comprometidas con las decisiones en las que participamos, más satisfechas y motivadas en los trabajos que tenemos mayor autonomía. Además, frente a trabajos estresantes reaccionaremos mejor si tenemos el control.

Millones de personas llegaron a su límite, renunciaron a sus trabajos y se produjo la gran resignación. Sumado a que hoy nos encontramos frente a la nueva pandemia de salud mental, en especial en las organizaciones con colaboradores estresados, con ansiedad y depresión. con un incremento del 17% en los dos últimos años.


Entonces... ¿tenemos que esperar a que lleguemos al límite para tomar una decisión?

Según el CEO de LinkedIn estamos en una etapa que todos estamos repensando todo, una "Gran Reorganización".

Los líderes están repensando todos sus modelos de trabajo, culturas y valores de la organización. Mientras que los colaboradores están reconsiderando cómo trabajan, priorizando sus necesidades, sean flexibilidad, mejor salario, desarrollo, etc.
Y el centro de todo este proceso está crear una nueva relación más dinámica entre las organizaciones y sus colaboradores.

En este re-pensar y re-organizar, Adam Grant, psicólogo organizacional y autor de bestsellers que explora la ciencia de la motivación, la generosidad, el pensamiento original y el replanteamiento, menciona que cuando decimos de quién es la responsabilidad, deberíamos mencionar que es de todos. No es solo de la organización, del líder o la cultura


Entonces si hablamos de las experiencias que tenemos en nuestras organizaciones, si hablamos de bienestar holístico de los colaboradores. Tomemos acción y no responsabilicemos sólo a la organización o a los líderes.


No hablo de que las organizaciones y líderes no hagan nada al respecto, sino que pueden ser el medio en el que el propio colaborador se transforme, hagan Job Crafting en su trabajo, adopten nuevos hábitos y sean más conscientes.

 




Dónde empezar:


1) Escuchar: Genera un diálogo con tu equipo, con los colaboradores. Entiende sus motivaciones, sus necesidades. Las encuestas permiten tener una medición de la importancia que le están dando a lo que viven en la organización y de cómo están percibiendo esas experiencias.

2) Involucrar: La mejor forma de que suceda el cambio en toda la organización. Es incluyendo a los colaboradores. De esta forma el cambio no será una exigencia. Será una elección. Las oficinas se están transformando y son cada vez más como un lugar comunal para colaborar y para relacionarse. Construir programas y actividades que involucran al colaborador y lo pone en un rol principal, es la mejor forma.

3) Empoderar: Una vez que se da ese primer paso hacia el cambio, la responsabilidad que adquiere es muy beneficiosa. Sientes el control, y puedes avanzar en esa transformación. Y lo importante es valorar, por mínimo que sea el cambio, reconocer esos esfuerzos por estar mejor, por elegir mejor, por cuidarse. Las transformaciones toman tiempo.

Seamos conscientes, empecemos por nosotros, desde el nivel en el que nos encontremos. ¡Si, nosotros! Desde el rol de personas, de colaboradores, aprendamos a cuidarnos y sin duda nuestro entorno también mejorará.